For whom the bells toll
Ahora que usted se ha ido,
que usted se va
Pienso
que no sé qué hacer con todos estos minutos que me quedan
como hojas sueltas de su libro no leído,
como maletas listas en mi puerta en la mañana.
Siento
que holgazanearé más ratos en la cama
que haré revoluciones ficticias en la esquina
que me llenaré de excusas para no llegar a Madrid de madrugada
y que seré solidario con las cirrosis propias y hasta las ajenas.
Quizás camine un rato.
Probablemente vea más nubes desde las infames ventanillas de los aviones,
O perpetúe el acto deleznable
de seducir chicas bonitas con historias divertidas y origamis
O de pronto me debata entre el verbo ser y estar y sus opuestos.
O cualquiera de las otras opciones.
Y entonces,
cuando ya me aburra, cuando usted se vaya,
o mejor dicho
qué le digo, ya aburrido
que quizás y que de pronto
saldré corriendo en línea recta
hasta que yo mismo me de cuenta
que usted se ha ido,
que me estoy yendo,
que ya me fui.
Letras de Cactus 